TEMAS JURIDICOS Y MÁS

Y YA, PARA TERMINAR EL DÍA DE HOY....

domingo, 12 de octubre de 2008

Pues si!! Gobierno, crisis, empresarios y trabajadores. es curioso como cambian los criterios...
A disfrutar del domingo, si pueden.

Y UN POCO MÁS DE CRISIS

Y para que se aprecie aún más la inconsistencia de mis tesis anteriores anti-publicacion-de-nada-relacionado-con-la-crisis, pues aquí va otra viñeta que además se mete en política!! ya no puedo estar más lejos de mis criterios iniciales.

CRISIS Y MÁS CRISIS


Pues si señor!! me había negado rotundamente a colgar en este blog noticias que estuviesen relacionadas con la crisis económica, pero ya ven, como estoy apreciando que soy pelín inconsistente y como hoy es domingo, pongo algo, pero con sentido del humor, que hace tiempo que lo tengo abandonado (el sentido del humor quiero decir)

COSTAS Y OBRAS

En mi recorrido dominguero por la prensa, encuentro lo que a mi juicio es un muy buen articulo en relacion a la publicidad que, incluso a nivel nacional, se ha dado al proceso y porterior derribo de una serie de viviendas en la costa de Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife. Estas construcciones ocupaban espacio de dominio público marítimo terrestre, y estaban incluidas en el deslinde que el Ministerio de Medio Ambiente, por medio de la Direccion General de Costas, habia realizado en Canarias. Las construcciones ocupaban el dominio público y tenían que ser demolidas, según dicho organismo (desconocemos por qué ahora, y por qué de esta manera).

Realmente, y siempre decimos lo mismo, no se puede hablar con propiedad de asuntos juridicos sin tener delante en su integridad los expedientes correspondientes, pero a mi juicio, el que el compañero Jose Ventura represente los intereses de los propietarios de las viviendas demolidas da a su portura (a la de los propietarios) un plus de legitimidad que me permite en este momento manifestarme como lo hago.

Resulta por otro lado, legendaria la impresion, forjada a traves de años de soportar determinadas cosas en materia de urbanismo en nuestras islas, de la impunidad de las grandes empresas aqui ubicadas para la construccion indiscriminada, dentro o fuera de zonas de dominio publico, y sobre todo en sectores de valor ecologico especialmente protegidos (hablamos en en su mayoría de hoteles y complejos turísticos) mientras lo que vemos a diario en nuestras noticias regionales es la demolición de viviendas de particulares de clase media - baja.

Por otro lado, es actualidad jurídica las piruetas que intentan, tanto el Gobierno de Canarias como el Cabildo de Lanzarote para poder "legalizar" una serie de hoteles construidos con licencias declaradas judicialmente como ilegales, o como el Gobierno de Canarias, sin ponerse colorado, declara de interes publico y utilidad social las instalaciones de una empresa privada, construida sin contar con licencia de obra mayor y ocupando para ello suelo rústico de protección y sin previa calificación territorial del Cabildo de Gran Canaria. Ante esto que cada uno opine lo que quiera, pero lo que se ve cada día no refuerza en lo absoluto la proclamada igualdad ante la Ley de todos los ciudadanos que preconiza nuestra Constitución.

Ayer mismo leía una Sentencia de nuestro Tribunal Supremo, en la que se trataba la construccion de un complejo turístico en el espacio de especial proteccion que rodea las Dunas de Maspalomas. Pues bien, el debate no giraba en torno a la lesión que de este espacio supondría el establecimiento de una instalación hotelera, nada más lejos, ya se habían encargado de modificar planeamiento y señalar correcciones para que se pudiese pisotear este espacio natural. De lo que trataba era de que, aun cuando la normativa urbanística había sido "retocada" para permitir la construcción mencionada, la promotora de la iniciativa ni siquiera quería tomarse la molestia de cumplir con esos requisitos. Lo que hablaba de la legendaria impunidad urbanistica: si antes me lo dejabas hacer por las buenas, por qué ahora tengo que cumplir con requisitos.

Pues bien, este es solo un boton de muestra de lo que padecemos en estas islas en materia urbanística, y por eso resulta tan escandalosa la actuación de ios poderes públicos en este caso.

Sin más introduccion, ahí les pongo el artículo, y por favor, cuidado donde construyen.

DANIEL MILLET Los vecinos apelan a la misma justicia que ha decidido el derribo de sus casas por contravenirla. Varios colectivos de cariz ecologista que claman por la aplicación estricta de la ley contra la corrupción, los desenfrenos del cemento y los proyectos que amenazan el medio ambiente solicitan ahora amparo para un poblado que infringe esas mismas normativas. Los partidos y las administraciones que no movieron un dedo gritan ahora contra el "enésimo atropello de Madrid". Siempre quedará Madrid.

En estas arenas movedizas han preferido no enfangarse muchas organizaciones públicas y privadas, que han seguido eso sí con estupor, como todo el mundo, cómo las histéricas imágenes de los desalojos copaban la atención mediática nacional. En Ben Magec-Ecologistas en Acción, por citar un ejemplo, se ha discutido mucho sobre la postura oficial. Una fuente de este colectivo explica lo que tantos otros en la intimidad: "Por un lado estamos indignados con cómo se ha tratado a esa gente humilde y con el agravio que supone este caso, pero al mismo tiempo está la obligatoriedad de que todos cumplamos con la ley. Al fin y al cabo, ese terreno se va a ganar al uso público". "Ante semejante dilema, hemos preferido no manifestarnos", matiza. Este activista cree que al fin y al cabo si se empezaran a hacer excepciones, y más cuando como en este caso se trata mayoritariamente de segundas residencias, se correría el riesgo de volver al status quo anterior que tanto daño hizo a la biodiversidad y el paisaje isleños.

En una cosa sí hay plena coincidencia: las formas no han sido las adecuadas. El despliegue desmesurado de los cuerpos de seguridad del Estado (incluido un helicóptero), el hecho de haber iniciado los derribos cuando todavía no habían encontrado solución las siete familias (de 31 en total) que pudieron demostrar que sus casas eran su único techo, las dificultades debido a los controles policiales para acceder a esas casetas que permanecerán en pie por ahora... El resultado es un lugar por el que parece haber pasado un huracán. "Es vergonzoso. No se nos trata como a humanos. Nos sentimos en estado de sitio", dice la voz de Cho Vito, el ya popular Tomás González, en su caseta.

En el Ministerio de Medio Ambiente, del que partió la iniciativa de demoler este poblado que ocupa "flagrantemente" el dominio público en el marco de un proyecto que afecta a todo el litoral español, sus responsables prefieren no pronunciarse ahora que la tensión sigue latente. Pero, un portavoz precisa que los derroteros que tomó este expediente y la actitud de los vecinos "nos llevaron simplemente a hacer cumplir la ley". Quiso dejar claro que el proceso se hacía eterno -"todo viene de 15 años atrás"- , que los afectados eran conscientes de que las casas eran ilegales y que siempre tuvieron acceso a toda la información. "Los cuerpos de seguridad actuaron por un mandato judicial, para preservar la seguridad y porque entendieron que la situación lo requería. Los afectados habían amenazado hasta con el suicidio colectivo. Se preveía mayor oposición".

Los chovitenses, sin embargo, recuerdan que su pulso ha sido pacífico, que en los momentos de máxima tensión -sobre todo durante la irrupción el martes de las palas- se han escapado algunos insultos, pero que la situación nunca fue a mayores y los guardias civiles respondieron con corrección dentro de las circunstancias. "Ellos no tienen la culpa. La culpa es de los que mandan", dice José Antonio Luis García en pleno Cho Vito, quien esperaba "más apoyo del pueblo".

Una sucesión de errores y desidias acumulados durante más de 30 años, empezando por los diferentes grupos de gobierno del Ayuntamiento y pasando por los propios habitantes, ha condenado a Cho Vito, un núcleo que nació a mitad de siglo pasado con varias cuevas de pescadores. Ladrillo a ladrillo, de las cuevas se fue pasando a las viviendas, que se fueron arremolinando a partir de los setenta en una cala encajonada en la parte oriental de la costa de Candelaria. El actual grupo de gobierno municipal intentó hasta el último momento promover las figuras de protección contempladas para los lugares de valor etnográfico. Es curioso observar cómo altos cargos de CC y hasta PP han lanzando duras críticas al Estado y al Ayuntamiento socialistas por esta actuación, cuando precisamente el primer convenio que recogió las demoliciones lo acordó en 1998 el nacionalista Antonio Castro Cordobés con el gobierno de Aznar. O es curioso recordar que los intentos de proteger Cho Vito fueron rechazados por la Cotmac (dependiente del Gobierno de Canarias, gobernado por CC y PP), aparte de por los jueces, mientras el Cabildo de Tenerife y otros organismos se lavaron las manos sobre un núcleo que no es precisamente un alarde arquitectónico.

DERECHOS. Los vecinos afectados admiten que las casas eran irregulares, pero censuran la vulneración de derechos fundamentales, que se pudo haber hecho algo para evitar los derribos y, sobre todo, los agravios comparativos. Uno de los abogados que apoya a los vecinos, José Pérez Ventura, resume un sentir muy extendido en este enclave construido sobre los callados: "Esto no se atreven a hacerlo con los chalets de los ricos ni con los hoteles de los poderosos. Y siempre la terminan pagando los mismos".

Pero, ¿hasta dónde llega el agravio? ¿Es Cho Vito, como se ha dado a entender, el único enclave ilegal cuyas casas han sido derribadas? En octubre de 2006 se iniciaba en la costa de El Sauzal la demolición de 418 casetas similares a las de Candelaria que contravenían las normativas por diferentes razones (258 estaban en servidumbre de protección, 115 en servidumbre de tránsito y 45 en dominio público marítimo-terrestre). Era otro de los expedientes abiertos por la Dirección de Costas. Pero no hubo movilización, las imágenes no dieron la vuelta a España, no hubo despliegue policial ni, a diferencia de Cho Vito, una emisora -San Borondón- dedicó hasta 30 horas ininterrumpidas de radiorebeldía. Tampoco despertaron semejante reacción las casitas derribadas de Fuencaliente (La Palma), o las de El Confital (Granadilla, Tenerife) o tantas otras edificaciones que han ido cayendo en el anonimato víctimas de la inapelable fuerza de las palas.... y de la Ley.

Sólo la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural de Canarias, con ocho años de existencia, ha ordenado la demolición de más de 150 edificaciones que iban contra las directrices urbanísticas, aparte de los más de 100 expedientes en trámite. Y el Estado ahora, en un ambicioso y costosísimo plan nacional para restituir el uso público del litoral español intoxicado por los ladrillos y la arbitrariedad, prevé la retirada de unas 1.500 viviendas irregulares e instalaciones (incluidos hoteles), la mayoría para veraneo, por todo el Archipiélago. O habría que recordar que ésta no es la primera vez que se derriba una edificación en Cho Vito: en 1985 una sentencia desencadenó la destrucción de una casa de tres pisos. Antes de Cho Vito, ha habido más de mil demoliciones.

LEGALIDAD. Ésta ha sido la respuesta de las administraciones a las reiteradas demandas de una inmensa mayoría de ciudadanos que han escogido permanecer en la legalidad urbanística. Porque entre ellos y Cho Vito también hay en el fondo un agravio. Pero, también, fue una consecuencia de la anarquía y los atropellos del pasado. Basta con recordar que hasta 1996, fabricar una vivienda en suelo no urbanizable era considerado sólo una falta. Incluso, ya con la puesta en marcha de los complejos e intrincados paquetes normativos para proteger un suelo castigada, escaso y frágil, Canarias sigue siendo una de las comunidades más incumplidoras con su territorio. ¿Cómo se lograría el equilibrio si se hiciera una amnistía tras otra atendiendo a razones sentimentales?

Más preguntas. ¿En verdad la justicia sólo ha actuado contra los pobres, como clama Cho Vito, y nunca contra los ricos? Pues tampoco ha sido así del todo. Desde aquella demolición ejemplarizante en 1989 del hotel Dunas, en Gran Canaria, pasando por la del chalet del ex viceconsejero de Economía del Gobierno canario, Manuel Barreto (estaba en pleno parque natural de Bandama, también en Gran Canaria), en 1992, la hemeroteca recoge multitud de casos de edificaciones de clase alta que no recibieron un trato de favor. Es curioso ver que la primera casa demolida por la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural fue una mansión en el Julán (El Hierro) que pertenecía a un millonario suizo cuyo coste rondaba los 1,2 millones de euros. O ahí están los expedientes de demolición que afectan a dos hoteles de cuatro estrellas de Lanzarote (Papagayo Arenas y Gran Castillo). O incluso las numerosas investigaciones judiciales que afectan a políticos de la altura de Miguel Zerolo (alcalde de Santa Cruz de Tenerife) o José Manuel Soria (vicepresidente del Gobierno de Canarias) relacionadas con el urbanismo.

La abogada Dolores Pellicer recordaba esta semana en una tertulia que "los vecinos de Cho Vito nunca tendrán suficiente dinero para apelar al Tribunal Supremo". Las propias leyes recogen ventajas veladas y no tan veladas para las grandes empresas (como el derecho del lucro cesante, que garantiza indemnizaciones a los infractores) y las personas que se puedan pagar un buen equipo de abogados. Por eso, y porque algunos de esos empresarios tienen hilo directo con el poder, hay tantos atentados en pie, tantos expedientes en suspenso y tanta diferencia en la aplicación de la legalidad. Es una situación que no sólo afecta al urbanismo, sino a todas las facetas de la justicia. Pero ese sería otro debate que oculta la pasión y el voluntarismo de Cho Vito.

FUENTE: Diario La Provincia